Hay muchos temas interesantes para hablar de economía, a lo largo y ancho del globo hay millones de individuos enfrentándose permanentemente con cuestiones que tienen que ver con la macro y la microeconomía, sin embargo si no charlamos de esto hoy me quedo out muchachos.
No me malinterpreten, el tema del dólar en Argentina es foco de análisis de muchos especialistas que incluso no son de este país, pero la realidad es que hemos recibido un aluvión de opiniones en estos tiempos que ya confunden un poco la percepción del ciudadano común y no tan común; es por eso que voy a tratar, desde mi perspectiva, de aclarar un poco el panorama y explicar mejor que es lo que está pasando.
Volviendo al “aluvión de opiniones”, debo decir que, si bien trate de escaparme un poco de los medios, las palabras que escuche yendo de los “ultrak” hasta los “ultraantiK” me parecieron todas vacías de contenido: todos santifican o endemonizan al gobierno, pero nadie explica el porqué de toda esta movida.
Escuche estupideces como “la compra de dólares es lo que undió a este país” hasta “Cristina quiere los dólares para ella”, y ni hablar de la ridiculez contrapuesta del bocón de Fernandez o los cacerolazos en los barrios porteños.
Que es lo que está pasando?
Desde que hablé de la Mutación de Cristina, siempre sostengo la misma premisa: dentro de la lógica K, la medida es necesaria. La dinámica argentina desde el 2003 (y obviamente desde antes también) gira en torno a la deuda externa. Nos guste o no, el fantasma de las deudas en divisa extranjera es un roedor imperceptible que anda mordiendo los bolsillos de todos los argentinos. Tipo de cambio competitivo, industrialización, liquidación de las divisas de los exportadores, control de la AFIP y del BCRA, fomento del consumo; son solo algunos títulos de un modelo basado en el atesoramiento del gobierno nacional de la mayor cantidad de dólares posibles para el pago de deuda externa (primero la impresentable deuda tomada por la administración de Menem en los 90 y ahora la adquirida por el sector privado y público argentino de los últimos 10 años que es, obviamente, mucho menor a la primera en términos reales (deuda vs. PBI)).
La mayoría de la gente minimamente objetiva (o sea, dejando de lado los que piensan que los K quieren robarse los dólares o los que piensan que Cristina es la Virgen María) considera que el gobierno bloqueó la compra de dólares porque quiere o necesita los dólares de los ahorristas para pagar los vencimientos de la deuda que se vienen ahora a mitad de año, ese argumento es lógico pero no es del todo verídico. El ahorro minorista en divisa extranjera (más conocido como fuga), si bien alcanza a buen número de la población, no mueve la aguja del precio del dólar o el nivel de reservas y además restrigir el mecado cambiario minorista tiene un costo político muy alto en relación al beneficio obtenido para el oficialismo, lo que realmente influye sobre estos elementos son los capitales financieros y la compra de dólares para la importación. Siendo de esta manera… ¿entonces por qué la restricción total a la compra de divisa?
El motor “made in Keynes” adquirido por el aparato gubernamental argentino de la era K funciona con un combustible llamado consumo. Este consumo movilizo la producción y la inversión nacional durante los mejores años de Néstor y Cristina. Sin embargo habiendo llegado al nivel de pleno empleo que tantas veces explicamos en este Blog, la inversión no fue suficiente y la inflación socavó los cimientos del modelo: los especialistas preveen una caída en el consumo para lo que resta del año.
Entonces llegamos a un escenario complicado en el cual tendrán total lógica las armas que esgrimió el gobierno: Dólar barato, Inflación 25% / 30% (deterioro del peso), retracción del consumo (se achancha el motor), pago de deuda externa. ¿Como reactivo el motor y al mismo tiempo sigo corriendo la carrera? Hago que la gente no pueda ahorrar más. Casi sádico, pero eficiente. Con el bloqueo de la compra de dólares no solo el central se queda con esa divisa (que repito, tampoco es tanta), si no que los asalariados no tienen capacidad de ahorro. No creo que nadie este dispuesto a quedarse con los pesos que pierden valor a cada momento que pasa, por lo tanto el asalariado empezará a destinar la parte de su recibo de sueldo que hace un mes era para el ahorro, al consumo y así darle combustible nuevamente al modelo.
Entonces llegamos a la conclusión de este artículo. No es ni la falta de dolares en el Banco Central (por más de que falten realmente), ni tampoco es que la compra de divisa extranjera unde a un país. Todo se produce porque la perdida de valor del peso lleva a la población a resguarsarse en un activo que no pierda valor o pierda menos valor que el medio de cambio que percibe por su trabajo, renta o ganancia. El modelo económico argentino del consumo y superavit gemelos no puede permitir que eso pase y es por eso que debe "reacelerar" aparato productivo y ha optado por esta medida obligando al trabajador a cambiar consumo futuro (ahorro) por consumo presente.
Coincido en un argumento que esgrimió el gobierno al decir que Argentina tiene una tendencia irracional a irse al dolar, pero también es cierto que esto se produjo por una experiencia histórica de inestabilidad económica y monetaria. También considero que la medida adoptada por el aparato económico K es sumamente astuta y que dará resultados favorables a lo largo del año. Finalmente considero que la medida esconde un miedo a que se dispare la inflación: Las paritarias en muchos sectores no llegaron ni por asomo al nivel de inflación, y la medida claramente beneficia a la rentabilidad de los empresarios que verán aumentar nuevamente la demanda sin necesidad de aumentar sus costos en salarios (lo cual es mentira porque como digo siempre la inflación no se produce por costo de salario ni por crecimiento de demanda). La medida perjudica tanto a los trabajadores como a los sectores más pudientes que desean ahorrar en un activo estable en términos de valor.
La medida va en contra de la voluntad de la población, pero es funcional al modelo y sin lugar a dudas dará más combustible al motor del modelo oficialista.
Nadie dice esto pero es la verdad. Nada de deuda, nada de santos o demonios. La clave es mantener el consumo para potenciar la producción, la industria, el crecimiento del PBI y cerrarle la boca nuevamente a los especialistas que preveen estadísticas nefastas para los estrategas K, eso si, a costa de los ahorros de la población.
Un saludo!