Antes de empezar con el debate
entendamos las partes que se enfrentan.
Por un lado tenemos la escuela clásica
de la economía, también llamada Ortodoxia. El análisis clásico parte de un
mundo inmerso en la revolución industrial donde la conceptualización y la
matematización de la realidad era una tendencia creciente en el mundo científico.
La economía no fue la excepción.
En un intento de poder comprender, prever
y explicar los sucesos del hombre en cuanto ser económico, los clásicos (Smith,
Ricardo, Hume, etc.) desarrollaron una cantidad de leyes que tendían a crear
una serie de patrones comunes a todas las sociedades en el mundo y así ordenar
sus políticas macroeconómicas hacia la prosperidad. Sus teorías se basaban
siempre en supuestos irreales y la no intervención del estado para evitar la
generación de distorsiones.
Años más tarde, un grupo de economistas
llamados neoclásicos (Marshall, Heckscher, Ohlin, Friedman), tomaron por las
riendas a los postulados de sus antecesores y los envolvieron en un nivel de
complejidad mayor, aunque igualmente limitado y falso. El economista neoclásico,
colaborador ideológico del neoliberalismo, fue una de las armas más poderosas
del capitalista para mantener su nivel de acumulación en niveles
extraordinarios y acrecentar la polarización social.
El heterodoxo, por otra parte, es un
economista reaccionario que se gestó a partir de la observación de la realidad.
Las sucesivas crisis económicas que se dieron a lo largo de la corta historia
del capitalismo fueron cuestionadas desde un punto de vista crítico,
sosteniendo que las mismas pudieron ser evitadas.
De esta manera, Keynes desarrolla su teoría
general exponiendo medidas intervencionistas que pudieran mitigar el efecto
negativo de las crisis. Estas medidas se basaban en formulaciones sacrílegas
para la ortodoxia, que entendía que la mano del estado solo podía generar incertidumbre
y caídas en el desempeño de una economía.
La intervención del estado en la economía
no se inventó en 1929 (crisis en EEUU), los mercantilistas de antes del siglo
XVII ya velaban por la planificación de los patrones de producción y comercio,
aunque de una manera mucho más limitada.
En última instancia el debate gira
alrededor del rol del estado en la economía, y yo creo que es hora de
superarlo.
Lamentablemente Latinoamérica ha sido víctima
de este debate y lo sigue siendo. El vaivén de las políticas económicas
implementadas durante la existencia de las naciones que están al sur del Río
Grande, desde su independencia hasta hoy, demuestra que hemos sido
laboratorios de experimentos de las políticas neoliberales y presas de nuestra
propia insolencia al querer revelarnos contra ella.
A mi entender, el debate tiene una sola
respuesta: el análisis ortodoxo es obsoleto para el mundo de hoy en día. Hemos
sido cómplices del enriquecimiento de unos pocos en función del resto para
mantener un supuesto “punto de equilibrio” que nunca existió, y aun cuando
falló nos dedicamos a buscarle la explicación en los mismos libros.
La intervención del estado en la economía
potenciando el consumo, administrando el tipo de cambio y aumentando el
producto interno en función de su distribución equitativa es la forma correcta
de hacer economía, siempre y cuando esta administración no se preste a la
corrupción y a generar ineficiencias en el aparato administrativo y productivo,
muy común en mercados administrados.
Pero entonces, ¿Hay que desechar el análisis
clásico?
De ninguna manera. El debate económico
no es una guerra política, es un instrumento para ordenar la sociedad hacia un
mayor bienestar terrenal con el fin de facilitar a cada individuo a encontrar
su felicidad.
El análisis clásico proporciona grandes
análisis donde es muy gráfico el desarrollo de como la modificación de una
variable, dados cierto supuestos, modifican otra y viceversa. Las
“distorsiones” que denuncian los clásicos como pecado, en algunos casos
efectivamente aparecen, y si bien pueden causar problemas en una economía, esto
no siempre aleja la inversión y detiene los procesos de acumulación de capital.
El análisis clásico debe ser tomado
como lo que es: una teorización matemáticamente exacta de variables que ayudan
a comprender fenómenos económicos, pero que no deben ser aplicados en la
realidad.
La economía no es “la administración de
recursos escasos”, es la “la administración de los recursos para bien de
todos”.
Saludos!