El domingo 19 de este mes Rodriguez Larreta se impuso en la
ciudad de Buenos Aires y en ese mismo acto Mauricio Macri relanzó su campaña
electoral para competir por la presidencia de la nación.
En ese acto, el actual Jefe de Gobierno Porteño hiso una
serie de anuncios sobre políticas que adoptaría en su posible gobierno. Uno de
los puntos más controversiales y que ha generado mayor revuelvo fue su cambio
de mirada respecto a la administración de YPF y Aerolíneas: sostuvo que ambas
deben quedar en manos del estado pero administrándolas de forma más eficiente.
El motivo de la polémica es que se lo relaciona a Macri con políticas
de privatización y de achique del estado, sin embargo con este vuelco se
muestra más cercano (o no tan alejado) del gobierno actual.
Si bien el debate se centra alrededor de la estrategia política
del Pro de cara a las PASO de agosto, se desprende también otro debate: ¿Qué es
lo mejor, privatizar las empresas públicas o dejarlas en mano del estado? ¿Qué empresas
deben ser privadas y que empresas deben ser públicas?
La realidad, como todo en economía, es que no podemos dar
una respuesta exacta a esa pregunta, pero seguro podemos ver cuáles son las
ventajas y las desventajas de cada una y en base a eso sacar nuestras
conclusiones acerca de que es lo más conveniente en este momento.
Empresas del Estado
Ventajas
Lo más importante para entender el motivo de que una empresa
pueda ser publica es entender que está no vela solamente por lo su propio interés,
sino por el bien de la población. En una realidad ideal, la empresa del estado
toma el rol de proveer el servicio a la población, incluso si haciéndolo esa
empresa genere pérdidas. Hay algunos casos donde, por ejemplo, llevar agua
corriente a un determinado poblado no sería rentable, pero si es necesaria para
garantizar la subsistencia de esa comunidad. El estado, entonces, a través de
la empresa proveedora de agua potable puede suplir una necesidad que el mercado
no estaría dispuesto a satisfacer.
A través de estas empresas, se puede realizar inversiones en
localidades alejadas para crear economías regionales haciendo, por ejemplo,
redes ferroviarias, cableado eléctrico y cloacas. Estas obras están fuera del
radar de la empresa privada puesto que, en la mayoría de los casos, no son
rentables en el corto plazo.
Además, las empresas públicas, al no perseguir la máxima rentabilidad,
tienen la capacidad de reducir sus precios, sirviendo como ancla a procesos
inflacionarios o logrando que mayor cantidad de gente pueda acceder a ese
servicio.
No es casualidad que las empresas públicas por lo general se
relacionen con servicios que son básicos para la población, como el agua, el
gas y la electricidad.
Desventajas:
La empresa estatal, al no tener necesariamente necesidad de
dar utilidades, muchas veces cae en ineficiencias que no solo afectan su
rentabilidad, sino también a sus procesos administrativos. La empresa pública
es más susceptible a la corrupción de sus autoridades, a ineficiencias en sus
servicios, a la falta de innovación y a los vaivenes causados por los procesos
de elección política y cambios de autoridades.
El déficit de empresas importantes produce déficit también en
las cuentas públicas, puesto que el estado es su principal, sino el único,
accionista de la empresa. Este déficit puede ser estratégico buscando, por
ejemplo, una rápida extensión del sistema de cloacas, pero si ese déficit se
transforma en crónico y llega a niveles estructurales de la empresa, es muy
probable que esta empresa se transforme en una carga para las cuentas públicas.
Además, el estado muchas veces no es experto en la materia
de la empresa que lleva adelante, y si bien existen profesionales que trabajan
allí, muchas veces las autoridades de la empresa son funcionarios puestos a
dedo que no conocen sobre el rubro en el cual se desempeñan
Empresas Privadas
Ventajas:
Al privatizar una empresa, se supone que esta busca la máxima
rentabilidad para sus accionistas, por lo que intentará, antes que todo, ser
eficiente. Una empresa del estado ineficiente que es privatizada, lo primero
que hará cuando tome el control es tratar de reducir los costos y proveer el
mejor servicio posible, puesto que las personas que toman ese servicio ya no
son solo usuarios, ahora también son clientes.
La mirada empresarial probablemente traiga mayores
inversiones de calidad en la empresa y hará que el servicio sea mejor. Si bien
muchas veces se dejará de lado proyectos que no son rentables y que esto puede
afectar a algunas personas, lo cierto es que a niveles generales la empresa debería
estar mucho mejor, y con ella el servicio que ofrece.
Por último, también se aporta un conocimiento técnico de la
materia, muchas veces el estado no es necesariamente conocedor de los rubros en
los cuales opera, en cambio la empresa privada, si proviene del mismo rubro,
incorpora un nuevo “Know How” a los
procesos productivos.
Desventajas:
Si bien se supone que la empresa privada será más eficiente
en el desarrollo del negocio, esto no siempre es así. Ocurre que algunas
empresas que se privatizan, muchas veces son monopólicas y esto puede traer
aparejado un decaimiento de la empresa a medida que pasa el tiempo por la falta
de competencia y de estímulos para invertir.
Además, buscando la mejor rentabilidad, la empresa puede
dejar de lado sectores marginados de la sociedad que requieren del servicio.
Esto puede estancar las economías regionales o que hogares se queden sin un
servicio por falta de pago producto de un aumento en la tarifa.
Además, en los procesos de reducción de costos, la empresa
puede generar despidos masivos que pueden derivar en el empobrecimiento de las
familias que necesitan de ese ingreso para subsistir.
Puntos medios
Muchas veces para reducir las desventajas de un tipo de administración
u otra, se toman otro tipo de medidas más “intermedias”.
Concesiones:
La concesión es otorgarle la administración de una empresa pública
a una empresa privada, es casi como una privatización con la excepción de que
esta es por un tiempo determinado. Al vencerse el tiempo de concesión, la
empresa vuelve a manos del estado.
Licitaciones:
Utilizadas más que nada para proyectos de infraestructura,
el estado otorga a una empresa privada la posibilidad de desarrollar un
determinado proyecto de inversión. Esa empresa tiene la posibilidad de explotar
ese proyecto, ya sea durante un tiempo determinado o por tiempo indeterminado.
El típico ejemplo es la construcción de una autopista.
Subsidios:
Los subsidios se otorgan a una empresa privada para lograr
reducir el precio final de su servicio. El típico ejemplo es el caso de los
colectivos en la ciudad de buenos aires: si bien es una empresa privada la que
opera, la misma recibe un subsidio que ayuda a reducir el precio final del boleto
sin perder rentabilidad.
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Desde mi punto de vista, considero que efectivamente las
empresas que otorgan servicios básicos (luz agua gas) o estratégicos (petróleo, aerolínea
de bandera) deben estar en manos del estado o el mismo debe tener una participación
considerable. El problema hoy en día radica en la ineficiencia que produce la corrupción
y conveniencia del gobierno en la administración de estas empresas. El caso de
sobreventa de pasajes de Aerolíneas de la semana pasada es un caso que
ejemplifica esta postura.
Soy estatista, creo en la intervención del estado, pero en
una intervención eficiente que vele por el mejoramiento de la calidad de vida
de la población, no uno que utilice los recursos que tiene a su disposición
para hacer política.
Espero que les haya gustado, es un tema sumamente amplio y difícil
de explicar en pocas palabras, pero creo que es suficiente para que podamos
entender mejor las propuestas de los candidatos de cara a octubre.
Un saludo
Alejandro Tomás Scasserra