Luego de las elecciones legislativas se esperaba un abanico de medidas
por parte del gobierno en materia económica, tal como había sucedido con la restricción
del acceso libre al mercado de cambios a principios del año 2012 luego de la
aplastante victoria de Cristina Fernández de Kirchner a fines del año anterior.
Se habla mucho del desdoblamiento del mercado cambiario,
como si este fuera el único problema económico que tiene argentina, pero sin
lugar a dudas la medida más conmocionante fue el alejamiento de Guillermo
Moreno de la secretaria de comercio interior.
Sea por decisión propia o por presiones internas del propio
gobierno, lo cierto es que el poder sobre las decisiones económicas se centra
alrededor del flamante ministro de economía: Axel Kicillof.
Es sencillo, Cristina decidió que el estilo prepotente y
restrictivo de Moreno no soluciona ya ninguna de las variables que preocupan
tanto y que Argentina se encuentra en ruta de colisión.
Con déficit energético, inflación contante, falta de
inversiones, perdida de la creación de empleo, y 10 mil millones de dólares de
reservas fugadas en un año era evidente que no se podía seguir con el mismo esquema.
A mi entender, Kicillof es un hombre activo, al igual que Moreno, pero con la particularidad que tiene como
objetivo el crecimiento de la inversión y el empleo a través de políticas eficientes y la colaboración con el sector empresarial. Sea con desdoblamiento del
mercado cambiario o no, yo creo que el ministro de economía sabe que la solución a la fuga
de capitales no se soluciona con parches a la compra de dólares, sino generando
una solución desde adentro.
El gobierno busca acercar a los empresarios y formar una
nueva relación que fomente la inversión pública y privada eficiente y con esto
aminorar el ritmo de la inflación, puesto que además de aumentar la oferta, la
suma de indicadores positivos quita margen especulativo a aquellos que obtienen
ganancias extraordinarias a partir de la suba constantes de precios.
El freno de la inflación daría la posibilidad de que una devaluación
paulatina vuelva competitivo nuevamente al sector exportador y eso daría un
vuelco al ingreso de divisas por exportaciones, además de que se transformaría la
confianza del inversor extranjero que vería a la Argentina como una plaza más
estable.
Según mi opinión, el cambio se centra en lograr dialogo con
los empresarios nacionales y extranjeros con el fin de aumentar las inversiones
y el empleo. En este contexto, se esperan noticias desde el palacio de
hacienda.
Saludos!
Alejandro Tomás Scasserra
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