Dentro de la ensalada que es el mundo (¿por que siempre arranco hablando de comida?) tenemos varios componentes: lechuga, tomate, zanahoria, cebolla etc. Pero también tenemos condimentos que hacen al sabor de esa ensalada pero no a la esencia de la misma. Desgraciadamente o afortunadamente Argentina en el mundo es simplemente un condimento, pero para nuestras vidas cotidianas es casi más importante saber que va a pasar con nuestro país que con el resto del mundo. Así que hoy centrémonos, al menos por un rato, en la República Argentina.
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“Modelo” K
Cuando Néstor Kirchner asume la presidencia de Argentina a principios de la década pasada, se encontró en un escenario poco alentador, sin embargo con grandes posibilidades y, por lo tanto, muchas cosas por hacer. En primer lugar, el gigante Chino creciendo a tasas astronómicas anualmente demandaba y demanda gran cantidad de alimentos para mantener a su población, por lo que los precios internacionales de los bienes primarios cotizaban en cifras muy redituables para los países que los producían. Segundo, el cierre de fabricas y desempleo en la década de los 90 había dejado a la economía lejos de su nivel relativo de pleno empleo (ver Inflación III) por lo que el país contaba con gran cantidad de “Inversión ya hecha” (llamada en términos técnicos “capacidad ociosa”) que debía ser puesta nuevamente a trabajar. Fueron años de crecimiento continuo en que el aumento de masa monetaria (gasto público, emisión por exportaciones, créditos al consumo, etc.) que fogueaba la demanda iba a parar directamente a la reactivación de la industria, mientras el precio internacional de los bienes primarios (Commodities) hacia que entren gran cantidad de divisas al país que se volcaban todo a las reservas del Banco Central.
Hacia fines del 2006/ principios del 2007 la capacidad instalada llego aproximadamente a un 90% de su utilización y es ahí cuando comenzaron los problemas: era la hora de invertir. El gobierno comenzó a lanzar planes y créditos, sin embargo la corrupción y la falta de control hacia que la demanda creciente sea muy superior al crecimiento de la oferta. No hay que aclarar demasiado lo que paso, pero para el que todavía no lo dedujo acá va: la demanda creciente sobre una oferta “menos creciente” empezó a ejercer presión sobre el nivel de precios que no tardo en llegar, el aumento de precios presionó sobre el nivel de salarios y rápidamente y casi sin darnos cuenta estábamos sumergidos en un esquema de Inflación Estructural.
Para seguir con la historia debemos detenernos por un momento en un concepto clave: el tipo de cambio nominal y el tipo de cambio real. El tipo de cambio nominal es cuantas unidades de mi divisa necesito para comprar una unidad de divisa extranjera (todos sabemos eso) pero el tipo de cambio real, que es lo que realmente importa, es el poder de compra que tiene mi divisa en comparación a la extranjera. Si el nivel de precios nacionales es más barato que en el extranjero, expresado en la misma moneda, será más barato para el residente foráneo comprar productos nacionales, por lo que mi tipo de cambio es competitivo; pero si mi nivel de precios es superior, entonces estoy en problemas porque será más barato para mi comprar bienes del extranjero. En el 2004 un tipo de cambio de 3 Pesos por Dólar era competitivo, pero hacia fines del 2007, con el aumento de precios y salarios que hubo, ya no lo era tanto. En resumen: el aumento sostenido y generalizado de precios (Inflación) deteriora el tipo de cambio real volviendo a la economía menos competitiva respecto a las economías extranjeras.
¿Por qué entonces el gobierno no opto por mantener una política de devaluaciones constante igual al índice de inflación para mantener competitividad? Fundamentalmente por 3 razones:
1 – No es redituable políticamente hablando, la gente no vota devaluaciones, vota estabilidad.
2 - Como vimos en Inflación II, las devaluaciones pueden ser inflacionarias (esto se da en un país como Argentina puesto que es altamente dependiente de insumos importados, especialmente industriales, y de combustibles y energía). Y en el mediano plazo la inflación deteriora nuevamente el tipo de cambio real.
3 – Produce una mayor fuga de capitales de la población hacia el dólar debido a que se tiene expectativas de que mes a mes el dólar estará más caro. Esto hace que esas divisas no se vuelquen ni a consumo ni a inversión, pero si a la compra de dólares.
Pero entonces, ¿como hace el gobierno para mantener el Tipo de Cambio estable? Si ante la inestabilidad y el nivel de inflación la gente comenzó a volcarse al ahorro en dólares, crecería la demanda de los mismo y, por consiguiente, el precio. Esto quiere decir que la moneda se devaluaría.
Sin embargo, para que esto no ocurra, el banco central todos los días aumenta la oferta de dólares entregándoselos a los banco comerciales para que la oferta compense a la demanda de dólares y no aumente el precio del dólar. Pero ¿de donde saca el banco central todos estos dólares? Cuando mis exportaciones superan a mis importaciones yo digo que “tengo una balanza comercial positiva”, el saldo positivo resultante de esas operaciones pasa siempre por el banco central, el cual entrega a los exportadores una cantidad de PESOS equivalente a la cantidad de DÓLARES que exportaron. Esto quiere decir que el BCRA (Banco Central de la Republica Argentina ) se apropia de los dólares de exportación. Eso es, ni más ni menos, que las reservas que tiene el Banco central para el pago de deuda externa y para mantener el Tipo de Cambio estable.
Si entendieron la problemática del tipo de cambio y del nivel de reservas, entonces ya comprenden el problema fundamental de la Argentina y de su futuro económico.
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Crisis
A finales de 2008 la burbuja inmobiliaria ocasionada por los codiciosos banqueros norteamericanos apadrinados por Alan Greenspan (presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos hasta Febrero de 2006), había explotado. Como vimos en la publicación anterior, el caos empezó a nivel global y Argentina, como parte del mundo, sufrió su temblor.
En este momento hay que, aunque nos cueste, hacerle una reverencia a nuestro enemigo: la inflación. Gracias a la supuesta inestabilidad monetaria de Argentina, los bancos han sido reacios a prestar dinero a largo plazo (traten de sacar un crédito hipotecario a ver si pueden). Si a esto le sumamos la acertada política de desendeudamiento que ha tenido el gobierno, podemos decir que Argentina se encontraba en una situación monetaria/financiera muy diferente a la que se encontraban la lechuga, el tomate y la zanahoria. La ensalada se iba al tacho y los condimentos no. Sin embargo, para que quiero condimentos si no tengo ensalada?
Si observan detenidamente el grafico de la publicación anterior (Crisis Financiera Mundial I), se darán cuenta que en este periodo Argentina y Brasil comienzan un proceso de devaluaciones pequeñas y constantes (Brasil más adelante tuvo otra historia): la búsqueda de competitividad para Argentina fue más importante que cualquiera de los tres factores mencionados anteriormente. El gobierno ha acertado manteniendo un tipo de cambio constante o devaluado respecto de un dólar que se devaluaba respecto a las demás monedas, porque hacia que el país se mantuviera competitivo respecto a USA y, más aun, frente a otros países, como Brasil, o bloques, como la Unión Europea. ¿Pero por qué tanto afán de la competitividad? Sencillamente por el nivel de reservas: si Argentina comienza a tener déficit comercial sus niveles de reserva empiezan a fugarse y pierde poder sobre su tipo de cambio y sobre su política de desendeudamiento, además de que su industria nacional debe empezar a competir directamente con productos extranjeros en el mercado local que los puede llevar a la quiebra ocasionando desempleo y recesión.
Esta es la razón por la cual existe un Guillermo Monero frenando las importaciones, el cual salto al estrellato durante la crisis. Esta es la razón por la cual existen retenciones al Agro con la finalidad de financiar a la industria. Todo sea por mantener la Balanza Comercial positiva y al menos constante el nivel de reservas (de ninguna manera se permite que baje), una industria competitiva y un mercado interno demandante. Pero existe el bichito de la inflación atentando contra eso, deteriorando el tipo de cambio real y volviendo a la economía cada vez menos competitiva.
En el gráfico se observa la evolución de la Balanza Comercial argentina entre Enero de 2007 y Diciembre de 2010. El Gobierno Nacional a volcado todos sus esfuerzos en mantener la Balanza Comercial (linea Verde) por ensima de 0 o, que es lo mismo, las Exportaciones (Azul) por ensima de las Importaciones (Roja). Se nota perfectamente como decrece el nivel de comercio total entre fines del 2008 y principios del 2010 (impacto de la crisis), mostrando una recuperación hacia Abril/Mayo de ese año.
¿Como estamos hoy?
Quizá en un futuro hablemos de que fue lo que paso con Brasil, pero la realidad es que además de tener un problema de inflación, Argentina depende fundamentalmente, por desgracia o por suerte, de dos países: Brasil y China. Por desgracia porque seguimos dependiendo, queramos o no, del sector externo. Por suerte porque la crisis ha demostrado que la debacle norteamericana hace temblar al país, pero no tuvo el efecto que hubiese tenido, por ejemplo, en la década de los 90.
Mirando hacia oriente tenemos a China, 1.300 millones de habitantes y gran comprador de los productos primarios argentinos. China tiene gran parte de sus reservas en bonos del tesoro norteamericano, por lo que las economías de China y Estados Unidos están íntimamente ligadas. Una recesión severa en China podría ocasionar la caída de la demanda y, por lo tanto, de los precios de los productos primarios. Si esto ocurre el superávit comercial Argentino se iría al tacho, ocasionando en el país severísimas medidas de ajuste y, posiblemente, una terrible recesión.
Si miramos al Mercosur, fundamentalmente a Brasil, no hace falta más que ojear los diarios de la semana pasada. Brasil devaluó un 1% y automáticamente cayeron las reservas del BCRA y nos vimos obligados a tirar unos centavos el dólar. Dentro de nuestro superávit comercial global, Brasil representa un gran déficit, de hecho es el único país con el que tenemos un déficit comercial significativo que influye directamente sobre nuestra balanza global. Una devaluación de Brasil agrandaría el déficit y ocasionaría una tormenta de productos Brasileños mucho mas baratos en el mercado local que competirían con los encarecidos productos nacionales. Y otra vez lo mismo: cierre de empresas, desempleo, rescisión, contracción del consumo, más cierre de empresas, más desempleo, más recesión, etc.
Mirando al futuro
Sin lugar a dudas el “modelo” se ha agotado. Tras casi 8 de años de mantener el gobierno, se puede felicitar en muchos aspectos a nuestros representantes y también se le pueden hacer muchas criticas. Pero este es el momento de mirar adelante, para hablar del pasado están los historiadores y opinólogos. Argentina se encuentra en una situación de ajuste, expectante de los vaivenes de las economías externas, fundamentalmente de los países que hemos mencionado. Parece casi imposible reducir la inflación sin ocasionar una recesión y una devaluación grande y violenta se posiciona como la alternativa más viable para poder mantener la rueda girando. Por supuesto, no esperen que esto ocurra hasta después de las elecciones de Octubre, a menos que el contexto lo demande.
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Gente, les dejo esto entonces para que lo mediten con la almohada y con Obama (???). Nos vemos en la proxima publicación y espero que les haya gustado y se haya entendido.
Un saludo.
Alejandro Tomás Scasserra
Excelente!(d onda,tenes varias palabras mal tipeadas)
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